El aprendizaje del abastecimiento tras el Niño costero

By: Oscar Hernández
Jul.25, 2017
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Las consecuencias negativas del fenómeno de El Niño costero en las cadenas de abastecimiento de las empresas fueron bastante considerables; sin embargo, a pesar de los resultados en contra, algunas de ellas aprendieron cómo reaccionar logísticamente ante situaciones de este tipo.

Por ejemplo, la empresa Razzeto, líder en la zona norte en la categoría de embutidos, sabía que si se paralizaba la industria esto iba a ocasionar la falta de consumo y la caída de ingresos de las bodegas y panaderías.

Aunque esto inevitablemente iba a ocurrir en alguna medida, la empresa decidió que no se dé en gran intensidad. Por eso, si bien tuvo que detener las operaciones de sus plantas de Trujillo, debido al desabastecimiento de alimentos por la afectación de sus colaboradores, la compañía aceleró su plan de incremento de flotas.

Esto lo hizo con el objetivo de paliar las demoras de hasta cuatro días que suponían viajes que solían durar tres horas a provincias, debido al bloqueo de carreteras por los huaicos, según Día 1.

Otro caso similar de reacción frente al desabastecimiento se dio en el grupo Aje, dueños de las marcas Cielo, Kola Real y Sabor de Oro; para atender la demanda de aguas y gaseosas de Tumbes y Piura, la empresa recurrió a su planta en Guayaquil (Ecuador).

Sin embargo, las acciones de ambas empresas no evitaron que vieran afectadas sus ventas durante El Niño costero, hasta en 40% en el caso de Razzeto, indica Dragui Nestorovic, el gerente general de Razzeto.

Situación muy diferente a lo que pasó con Corporación Custer, cuyas ventas de la marca de conservas de pescado A1 aumentaron 25% durante el fenómeno, reduciendo sus stocks. A partir del 2018, la corporación considerará el mes de febrero como el momento de venta más importante del año.

Pero esta lamentable experiencia no solo significó una prueba inevitable para demostrar la eficiencia de sus cadenas, sino que además representó una oportunidad de responsabilidad social y compromiso con la gente en situaciones límite.

En ese sentido, además de atender a sus colaboradores locales, las empresas apoyaron con donaciones a la gente afectada.

KFC utilizó sus cocinas para la preparación de pollo y pizzas para los damnificados y voluntarios en las zonas de desastres. Aje donó 700 toneladas de agua en botellas de 3,5 litros. El Banco de Crédito (BCP) comprometió S/100 millones en obras por impuestos para la reconstrucción de dos vías en Piura y S/250 mil junto a Ferreyros y Cementos Pacasmayo para labores regionales asociadas al impacto de El Niño.

“Viendo hacia atrás, para nosotros esta experiencia representó una oportunidad de demostrar nuestro compromiso con el país, con nuestros clientes y con todos los peruanos”, destaca Anna Lenka Jáuregui, gerenta de Márketing y Experiencia del Cliente del BCP.


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